jueves, 17 de abril de 2008

La pequeña rosa roja


Iba caminando de vuelta de la universidad como cualquier otro día, algo cansado, algo aburrido. Subí a la micro y como de costumbre me fui hasta el final, cosa que debería empezar a dejar de hacer. Como era día jueves y eran alrededor de las 3 de la tarde la micro no iba ni llena, ni vacía. Me senté comodamente al final de la micro, no si antes notar que en el suelo había una solitaria y maltrecha rosa. Al verla me sentí apenado, ¿como alguien podía botar al suelo y pisotear tan linda flor?, la recogí con la punta de mis dedos, no era mas grande que un lápiz colocado verticalmente. De pronto me pinché con una de sus pequeñas espinas.

-¡Au!- exclamé

-Oh, lo siento- me respondió apenada la flor

-¿Ehh?, ¿puedes hablar?- pregunté muy sorprendido

-Claro, pero nadie le pone atención a las flores- respodió sonrientemente

-Oh, vaya, ¿cómo es que terminaste ahi tirada amiga flor?- pregunté intrigado

-Jeje, ésa es una muy larga historia, pero me gustaría saber, ¿por qué me levantaste del suelo?- seguía sonriendo tras cada pregunta que hacía la aún linda pero maltrecha rosa.

-Ehhh... bueno... es que te veías tan triste ahí tirada y me dije: ¿Como es posible que alguien arroje algo tan bello al suelo?- contesté presuroso

-Jejeje, si, cierto- la risita de la rosa era muy tierna
-Pero a menudo los humanos botan y desechan muchas cosas lindas de este mundo- su semblante se entristeció al decir estas palabras

-¿Y tú cómo sabes de esto?- le dije

-Soy una flor, la mayor parte de mi tiempo me dedico a observar lo que pasa al rededor mio, no hay otras muchas cosas interesantes que se puedan hacer cuando eres una flor- contestó como si todo el mundo supiera lo que piensa una flor -A no ser que te corten y te lleven a otro lugar- en sus palabras pude percibir una tristeza aún mayor

-O sea que no eres de aqui, ¿cierto?- pregunté

-Jajaja, claro que no, ¿cuando has visto florecer una micro?- dijo alegremente la rosa, como si el comentario hubiera sido para entretenerla

-Bueno, eso lo sabe cualquiera, pero yo me refería a otra cosa, ¿de dónde eres?- le pregunté muy curioso

En ese momento la micro pasaba por unos barrios no muy culturales que digamos y una gran piedra entró por la puerta trasera de la micro destruyendo por completo uno de los vidiros. El chofer se detuvo a ver que pasó y de paso a espantar a los antisociales con unas groserías no muy dignas de ser escritas.
Casi ni me di cuenta de aquello, iba muy distraído conversando con mi flor.

-Woo, estuvo cerca- fue lo únco que dije muy distraido, casi ni le di importancia a que rompiéran un vidrio tan grande.

-Si, jejeje- río timidamente la rosa

-¿Que es lo gracioso?- no creí que el que rompieran un vidrio tan cerca mío fuera motivo de chiste alguno, incluso si no le di mucha importancia.

-¿Viste donde golpeó la piedra?- me preguntó y me dirijió una mirada muy cálida

-¿Ehh?- me ruborizé un poco -¿Que?, ¿donde cayó?- miré hacia el lugar para evadir la mirada de mi flor

Me di cuenta de que no haber tomado aquella rosa ahora estaría hecha trizas por tal pedrada.

-Oh, jejeje- reí alegremente
-Jejejeje- se rió mi amiga flor también

Ambos nos miramos y supimos al instante porqué el uno se había topado con el otro.

El resto del viaje nos fuimos muy callados los dos. Yo la miraba y ella se dejaba mirar, después de todo era una flor y era lo que mas le gustaba a una flor que le hicieran, que la miraran.

Me quedé dormido un tramo del viaje, simpre me pasa cuando viajo mucho, me es imposible resistir dormirme en el asiento. Cuando desperté me di cuenta que mi amiga flor me estaba mirando muy atentamente, pero cuando pude darme cuenta de aquello cambió de dirección la mirada.

-¿Que sucede, porqué dejaste de mirarme?- le pregunté sonriente, me sentí invadido de una súbita alegría

-Por nada- me respondió, pero alcanzé a notar una timida sonrisa en su cara, y que sus petalos estaban algo mas rojos que lo habitual.

Llegué a mi paradero y me bajé, nos fuimos caminando silenciosos, yo la llevaba entre mis dedos pinchadome en sus pequeñas espinas. Ambos ibamos sabiendo y no sabiendo lo que el uno sentía por el otro.

-Me decías que los humanos desechamos muchas cosas lindas, ¿no?- le pregunté, yo soy una de esas personas que no se olvidan de las preguntas no respondidas tan fácilmente.

-¿Aun pensando en eso?- y me dirigió una amplia sonrisa -¿Por que no piensas mejor en el por que me recojiste del suelo?- y su mirada notaba un profundo sentimiento, no estaba muy seguro de cuál pero tenía una vaga idea.

A ella tampoco se le había olvidado que su pregunta no fue respondida. Ambos nos miramos y nos reimos. Nuestras miradas estaban tan conectadas que casi parecía que nuestras mentes eran una.

Llegué a mi casa y saludé a mi madre. Ella ni siquiera notó que traía una flor en la mano.
Fui a mi cuarto y tomé una pequeña estatua de metal que yo mismo había hecho. Encajé a mi pequeña amiga en ella.

Pero noté algo extraño, estaba muy pálida y su mirada estaba desvaneciéndose. Comprendí lo que pasaba.

-Creo que hay algunas flores que jamás deben ser cortadas, solo son para admirarlas, ¿no?- le pregunté con un gran nudo en mi garganta.

-Si, pero también las flores se aburren y les gustaría vivir aunque sea una aventura en su vida, para tener una historia que contar, incluso si eso lleva a que seamos cortadas y apartadas de nuestras hermanas. Nosotras también queremos ser cortadas, a veces...- y con las últimas fuerzas que tenía me dirigió las mas dulce y tierna mirada que una flor le ha lanzado a un humano en toda la historia del mundo.

Una sola lagrima cayó y se secó en uno de los rojos pétalos de la pequeña amiga flor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

oooo q linda historia

bastante romantica

pero esas weas te pasan cuando

no vas conmigo en la micro pos

cuando voy yo

escuxas musica

y duermes

na q ver

bueno saludos

buena historia

pero kreo q tus sueños estan

llegando un poco lejos

adios

Anónimo dijo...

Que lindo!
la historia te quedo muy linda, felicitaciones ^^ me gustó. Y estoy de acuerdo con la amiga flor jejeje, lamentablemente los humanos no saben lo que aveces tienen hasta que lo pierden o no?, incluso muchas veces, nisiquiera se enteran del valor de alguien o algo después de la pérdida. Otros por ejemplo, cambian ese algo por algo que suponen mejor...
Yo por mi parte, siempre he amado con todas mis fuerzas todo lo que la vida me ha dado, ya sea mucho o poco para otros, como dice un dicho que no sé de quién es, pero mi padre me lo enseñó: "Que feliz soy viendo tantas cosas que no necesito" ^^

Cariños!

Clau ;D

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